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viernes, 27 de julio de 2012

Capítulo 2


Se giró para ver a una chica, bajita, no pasaría del 1,60. Pelo rojo, caoba creía que se llamaba ese color; teñido, claro, nadie tiene ese color natural. Se acercaba a su coche con paso rápido, y cuando vio la ventana rota, pegó un chillido.
-¿Qué coño has hecho?-gritaba -¿Estás loco?-
Se acercó a él y levantó la cabeza para mirarle a los ojos.
-¿Como te llamas?
Él no podía creerse que viniera con esa pregunta en ese momento
-¿Qué?- preguntó incrédulo
-¡Quiero saber como te llamas para ponerte tal denuncia que te arrepientas de haber nacido!- y según iba llegando al final de la frase levantaba más el tono de voz. Él pensó que era increíble como alguien tan pequeño podía gritar tanto. No podía hacer otra cosa que sonreír. Le hacía gracia como ella fruncía el ceño y le miraba como si en cualquier momento le fuera a arrancar la cabeza.
-¿Qué cojones está pasando?- preguntó un chico que salía del portal del edificio de casas. Se fijo como ella ponía los ojos en blanco y se giraba para chillarle.
-Cristian, no te importa, ¡lárgate ya a tu casa!
-¿Te ha roto el coche? ¿Pero de que vas, chaval?- preguntó el chico, acercándoseles.
-Cristian, que no te he pedido ayuda, ¡vete!
Y cuando ella se giraba para enfrentar de nuevo al tío que le había roto el coche, se encontró con él, metiéndose en su coche para largárse. Ella corrió a la ventana y la golpeó.
-¡Eh, tú! ¡SAL DE AHÍ!- pero él arrancó y la dejó atrás.-Joder, ¿qué hago yo ahora con mi coche?
-Nena, yo te puedo ayudar...-ella cortó a Cristian sin dejarle terminar.
-No, tu ya has hecho bastante por hoy, vete y déjame en paz.
-¿Me llamarás luego?
-No, lárgate.


Nuevo día, nueva mañana. Dos amigas en la ciudad, apoyadas en un edificio de oficinas, mientras miran un coche sin ventana, cubierto con un trozo de bolsa de basura.
-Y no voy ha tener ventana hasta que ahorre un poco, y con lo que me pagan en el bar, hasta dentro de un año no tendré suficiente.- dijo una de ellas mientras cogía un regaliz de la bolsa de chuches de la otra y le pegaba un mordisco.
-Bueno, Nat, por lo menos te aguanta con el plástico.- dijo la otra mientras mascaba chicle.
-¿Estás de coña? ¡Me podrían robar!
Sara se rió ante aquello.
-¿Qué te van a robar a ti?
-Pues la radio-contestó cruzándose de brazos.
-Pero si ya no roban radios-contestó su amiga entre risas-eso se lo robaban a mi madre. Por si no lo sabías, los coches de ahora vienen con radio incorporada.
-Cállate-contestó Natalia, también riéndose. Su coche era viejo, y la radio era de cintas, y de esas que se pueden sacar.
-Buenos días, señoritas-dijo un chico que pasaba por la calle.
-¡Tú!- gritó Natalia al reconocer al chico que acompañaba a que las saludó- Tú eres el de la ventana.
-El mismo.-contestó con una sonrisa en los labios. Natalia se acercó a él para partirle la cara, pero Sara se lo impidió agarrándola del brazo.
-Cabrón, voy a averiguar tu nombre y te vas a cagar. Te vas a ganar tal denuncia...
-Así no vas a conseguir nada-le interrumpió él. Natalia respiró dos veces antes de hablar.
-Está bien.-susurró- Buenos días, me llamo Natalia, ¿y tú?
-Yo Pablo.-dijo el amigo.
-Encantada- respondió Natalia-,pero quiero saber el nombre de tu amigo.
-¿No lo ibas a averiguar?-dijo con una sonrisa socarrona- Buena suerte. Hasta otra, Natalia.
Y los dos se alejaron andando, mientras Natalia se mordía la lengua por no ir detrás de él y darle una colleja.

2 comentarios:

  1. Dios, es buenísimo. Me he enganchado en seguida, y me he leído los dos capítulos de golpe. En serio, me encanta. Estoy ansiosa de leer el siguiente, de verdad.
    Un besazo :')

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    1. Gracias cielo:) Ahora mismo me paso por tus blogs, un beso:)

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